- 400 gr. de Patatas.
- 250 gr. de Salmón fresco.
- 15 gr. de Mantequilla.
- 1 Cebolla.
- Ralladura de un limón.
- 4 cucharadas de limón exprimido.
- 1 Cucharada de perejil fresco picado.
- 2 Yemas de huevo.
- 1 Huevo.
- Harina.
- Pan rallado.
- Aceite de oliva.
- Sal.
Cortar las patatas en trozos no muy grandes y cocerlas hasta que estén tiernas, escurrirlas, ponerlas en un bol y estrujarlas con la ayuda de un tenedor hasta hacerlas prácticamente puré.
A continuación, en una sartén con un poco de aceite de oliva pasamos el salmón, como si lo hiciéramos a la plancha, hasta que se dore, hacerlo a fuego medio-alto, cuando esté dorado por fuera pero jugoso por dentro lo apartamos y dejamos que se enfríe un poco.
Mientras tanto podemos ir haciendo el sofrito, para ello, en la misma sartén (y así aprovechamos el sabor del salmón) añadimos la mantequilla con una cucharadita de aceite de oliva, dejamos que se derrita y a continuación echamos la cebolla finamente picada, dejando que se haga a fuego medio durante unos 5 minutos, o hasta que la cebolla quede blandita.
Mientras le quitamos la piel y las espinas al salmón, lo desmenuzamos y lo reservamos.
En el bol donde tenemos las patatas machacadas añadimos el sofrito de cebolla con todos los jugos que haya en la sartén, el salmón desmenuzado, el limón exprimido, la ralladura de limón, el perejil picado, las yemas de huevo y la sal a gusto. Mezclamos todo muy bien hasta que nos quede una mezcla homogénea.
A continuación cogemos puñaditos de la masa que hemos preparado y le damos forma de bola, de aproximadamente unos 4 cm de diámetro, apretándolas bien para que queden compactas y evitar que se desmoronen.
Prepara 3 platos uno con huevo batido, otro con harina y otro con pan rallado, en primer lugar pasa la bola por harina, a continuación pásala por el huevo batido, después pásala por el pan rallado y compáctala.
Una vez tengamos nuestras bolas de salmón bien empanadas las meteremos en el frigorífico para que queden compactas y no se rompan al freírlas, éste es el momento de apartar algunas si queremos congelarlas para utilizarlas en otra ocasión.
Para freírlas utilizaremos una sartén con abundante aceite, calentamos el aceite a fuego alto, cuando esté bien caliente bajamos el fuego, lo ponemos a temperatura media y echamos las bolas moviéndolas para que se hagan por todos los lados por igual, freír hasta que las bolas cojan un color dorado, en ese momento las apartamos en un plato con un papel absorbente...
Y a disfrutar.